martes, 2 de febrero de 2010

Un alma lloro

Tan tentadora. Esa mirada, única casi perdida. Estación sin recuerdo. Pero ahí estabas, mirando… soñando. Nunca nadie sabrá qué. Y un gorrión a lo lejos. Un suspiro, ¿que estarás pensando?
Noche de dioses sin vírgenes, un beso partido al medio. ¿Entenderás lo que siento por vos?
Ahí, seductora mirada, ojala me estés mirando. Y sigue su marcha, el vagón se mueve… poco ruido. Unas canciones de amor de guitarras tan desafinadas como las gargantas.
Será, el atardecer imagino… la gente vuelve… te abrazo. Quiero amarte, me gusta amarte. Me gusta que me acaricies, es lindo.
No hay miel agria en esta temporada, pero en el vagón la venden. Robo a mano armado. Se tiran al piso mueren cien personas de cincuenta. Y un peso para darle de comer al payaso del circo.
Será la argentina teñida con un poco de burguesía francesa y argelina. La gente de Argelia es muy grata, comen muy bien y juegan al Beach volley con gracia. Ni hablar de la bossa nova brasilera que tocan. Mejor que chico Buarque.
Amor, amor de colores, de cielo celeste. Amor de cuatro estaciones. Y las manos… suaves, tan suaves como la brisa que dulcemente abriga en verano.
Amor… dulce palabra con gusto a pasión. No es cuestión de fe, es cuestión del corazón.
Sin más, sin menos.
Mírame, ¿entenderás que te amo?
Como una mala interpretación de la vida, ahí estas, sin proyección. Pura eternidad más allá del bien y del mal. No cuarenta años, es ahora.
Y te amo… y te seguiré amando.

Y el gorrión, sin hilo de historia, se escapó. Pero sigue aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario