domingo, 19 de julio de 2009

Brindemos

Si una vez te hablara dios, y de tu rostro cayera una lagrima un siglo hubiesen pasado hasta que un perdón cumpliera su razón. No hay dolor sin amor, no hay amor sin locura, no hay locura sin razón. Me aturdo con aquellas palabras que una vez me dijiste, lo absurdo del desengaño es el engaño mismo. Un abrazo, un beso, un te quiero… ¿donde se esconderá el amor? Entre nubes de humo, entre tus soles. Juego de luces que encandilan hasta al mismo Borges. Entre el cielo y el infierno, ¿Qué habrá del otro lado? En el medio tu dolor. Guardas secretos en el más allá y poco a poco empezas a soñar. Jugando a las escondidas te olvidaste de buscarte. Nadie te encontró…
¿Jugamos el mismo juego?

El fuego empieza arder, me empiezo cautivar con tus palabras, océanos de recuerdos. ¿Dónde estará tu sonrisa? ¿Dónde estará mi sonrisa?
No existe la fe. No existe el perdón. No existo… Muerto de vida me encuentro riendo de vos, de mí… de él.
Se rompen los espejos y siente años de mala suerte… ¿era así? Que importa… la suerte no existe.
Toda historia tiene su fin… toda historia tiene un comienzo. Disfrutemos el recorrido de la mano, perdámonos en lo oscuro de nuestras mentes. El recorrido es largo y placentero.
El tiempo empieza a correr… ¿existe el tiempo? ¿Qué es el tiempo? Un segundo es la eternidad… la eternidad es el ocaso de la esperanza. Orgia de mentiras que a mansalva se disparan mutilando a nuestros corazones… traiciones placenteras… amen.
El tiempo es dios… un dios vengativo que me besa por las noches. Nos dice buenas noches, buenos días y hasta luego. Nos abraza y se ríe con desmesura.
Ese es el tiempo, aquel que nos hace entender lo in entendible, aquel que nos hace vivir o nos obliga existir. Yo no quiero existir… quiero vivir.
¿Qué habrá pensado tu mí? Mi yo, nuestro juego de palabras. Nuestro y solo nuestro.
Abrázame… en tus brazos me empiezo a perder… no quiero volver. Quiero soñar, quiero encontrar ese secreto que tanto guardas.
De un engaño solo viene un engaño. Todos podemos engañar. Todos podemos mentir, solo es cuestión de confiar.
Volvamos a ser chicos. La canción empieza a sonar, se escuchan las primeras notas. Silencio

Bienvenidos al fin del mundo. Solo recuerden como volver.

Y que el vicio del placer no se confunda con el palpitar del corazón o con las caricias del viento, porque solo hay un camino y es el tiempo. Es un dios disfrazado de diablo que cobija a los cobardes y me apuñala sin razón. Pero esta locura la bailo con vos.